Ya no me cantes cigarras, ya para mi son sonetes, que llevo una pena en el alma que como un puñal se me mete, sabiendo que cuando canto, suspirando a mi suerte, bajo la sombra de un arbol y junto al compás de mi guitarra.
Canto alegra este guapango, porque la vida se acaba y no quiero morir soñando como hace la cigarra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario