jueves, 12 de julio de 2012

Noche malagueña

Cuanto mas oscurece, mas se debilita mi alma. Cuando la Luna establece su lugar allá en lo mas alto, justo en medio, encima de mi, soy parte de la naturaleza y de todas esas brisas veraniegas que recorren mi cara, mi cuerpo, esa que entra en vuestros cuartos y que os da ese agradable frescor que tanto necesitais una noche de verano como esta.

Todas las noches me ocurre lo mismo de siempre. Esa fuerza que me ayuda a mantenerme en pie, a soportaros a todos, a no entristecer, a seguir adelante día tras día, desaparece. Desaparece, pero no por este motivo dejo de mantenerme en pie, dejo de aguantaros, es decir, el mundo se me viene encima y me aparto a un lado a llorar por mis penas, ese no es mi estilo. Todas las noches, dejo de existir, para convertirme en esa brisa que recorre casas, barrios, calles, ciudades, mares, océanos, desiertos, llanuras, montañas... Soy esa brisa y mas, también soy la luna reflejada en la mar, ese resplandor , blanco, que a tantos por la noche sorprende, si, también soy el reflejo del Sol en una de las caras de la Luna. Soy el piar de los pajaritos que por la noche salen a darse una vuelta por vuestra ciudad. Soy el sonido de las hojas de los arboles, el aletear de las gaviotas, el olor a mar, el irritante sonido que hace el viento al intentar colarse en tu casa por una raja de tu ventana, lo soy todo y lo siento así.

Soy parte de la naturaleza, soy parte de esta ciudad, Málaga, mi ciudad.

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